ROMANCES

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                            I

Yo quisiera enfrentarme
con el hielo de tus besos
y enredarme en la trampa
de tus afilados pelos.

Y en la mancha de tu ira
revolverme, en tu silencio
que se parte mi garganta
como vidrio contra el suelo.

¡ Abréme los yertos brazos
de la furia y del tormento!
¡ Déjame caer redondo
en el fondo de tu lecho!

Qué no quiero levantarme,
ni quisiera nunca hacerlo.
Qué no queda más que piedra
ni más piedra que mi sueño.

Ni más piedra que tu sangre.
Ni más piedra que mi celo,
por cruzarme con tu carne
que me hiere como acero.

Y en tus pechos yo me pierda,
mi mirar, en tus luceros
y tus manos me cobijen
bajo su capa de hielo.

¡ Ábreme, en dos, el alma
y conmigo vente dentro.
Donde nadie nos separe.
Donde solo llegue el viento!

Que no puedo levantarme
sin la fuerza de tu aliento.
Que no queda más que piedra
ni más piedra que mi sueño.

          II

Ya sé que el tiempo depende
del reloj y el calendario
y que la vida es distinta
para un niño y un anciano

Y aunque ambos ocuparan
el mismo trozo de espacio
y miraran a lo mismo
el mismo día del año

Uno vería entre recuerdos
el mundo que va dejando
y el otro entre juegos ve
el mundo que le han dejado.

Uno empieza a caminar.
El otro de andar va cansado.
Uno mira siempre al sol
el suelo va el otro mirando.

Uno viene ya de vuelta.
El otro aún no ha llegado.
Uno camina perdido-
El otro se va encontrando.

Para el viejo es un recuerdo
el niño que está jugando.
y el viejo es un juguete
para el niño que le está mirando.

¿ Quién dice que el niño no sea
el viejo de hace unos años?
¿ O qué el viejo no será
el niño que le está soñando?

           III

Imprégname de tí, amor,
de tu esencia y tus fragancias,
que quiero oler tus aromas
allá donde sin tí vaya.

Que todo me recuerde a tí
No note, mi amor, tu falta.
Que mi alma no se encuentra
si te busca y no te halla.

Ay, rosa del blanco azahar,
libera tu néctar de plata.
pá empaparme de tus jugos,
tus efluvios y sustancia.

Impregname, sí, con tu amor
y envuélveme con tu aura.
Que tu ausencia no se note.
Que sienta que no me faltas.

          IV

¡ Tantaraibá, que no pare
de bailar, tantaraví!
Que la luna no quisiera
verle quieto en el jardín.

Frente al espejo del río
se te pasa el tiempo así.
Dale que toma y que dale
girando el mismo trajín.

La otra noche en la sala
disco-tres año dos mil
hubo un concurso de baile
variopinto y juvenil.

Y allí te fuistes ligero
fred-asteriano y feliz
pensando dar un concierto
de claqué como un violín.

Por pareja, las cuadrillas.
De por libre, el alma gris.
Si quieres que yo te quiera
quiéreme antes tú a mí.

¡ Ya te toca el turno, toro!
¡ Ya suena claro el clarín!
Una sombra se dibuja
tras la capa carmesí.

Desde el centro de la pista
trepa un brindis con anís.
¡ Ay, alondra del donaire,
esta pieza va por tí!

Súbitamente, se rompe
la tregua, arde Caín.
Un revoltijo de lunas
relucen con frenesí.

Sobre el suelo tarimado
patina fiero un delfín.
Nada puede detenerle
cruza el aire cuan misil.

Sus alados pies recorren
rítmicamente el tapiz.
A la vez se contonea
como cobra de fakir.

Suena hiriente un taconeo
de castañuelas. La crin,
con el último redoble,
se deja caer, busca el fin.

¡ Ten cuidado, bravo toro,
no te claves el botín
del triunfo, mas bien recuerda
que tu casta es tu raíz.

Mas llega tarde el aviso
cuando sangra el porvenir.
Entonces, tan solo queda
besar la nuerte y morir.

¡ Tantaraibá no te pares!
¡ Tantaraibó, que te ví!
Como la luna quisiera
ser peonza de marfil.

         V

Tengo tal cansera encima
por haber rodado tanto
que no tengo más que fuerzas
para rodar cuesta abajo.

Con que quitaros de enmedio
echaros todos a un lado
que mi ruina no se lleve,
por delante, a un despistado.

Que voy sin luces ni frenos
sin prudencia y sin cuidado.
Que todo me la trae al fresco.
Que todo me la trae al pairo.

Que quien todo lo ha perdido
tiene el futuro empeñado
y no tira más palante
ni aunque esté recauchutado.

Me he repetido ya tanto,
en tantas cosas y actos
que han perdido el sentido
que tenían, con los años

¿Cuando el clavo está clavado
pá que seguir machacando?
¿ Cuándo el hoyo ya está hecho
para que seguir cavando?

Tengo tal cansera encima
tal flojera, tal cansancio
Que aunque se me caiga el cielo
ya de aquí no me levanto.

Qué tengo todo perdido
que nada tengo en mis manos
que por tener no me queda
ni recuerdos pá olvidarlos.

Tengo tal cansera encina
por tantas cosas, por tanto,
que tanto me da decirlo
como tanto da si callo.

Que no hay botella de vino
ni nada que mate mi llanto
que sabe nadie si vivo
o muero en vida llorando.

Que cansado estoy de ir
de puerta en puerta llamando.
Que el que me quiera escuchar
que venga. Le estoy esperando.

Harto estoy de estar así
harto estoy de estar tan harto
que no puedo ya seguir
sin morirme de un empacho.

Tengo tal cansera encima
tal flojera, tal quebranto,
que a hombros quiero me lleven
camino del camposanto.

          VI

De vuelta van, de camino                   
deshojando un sol de plata            
entre un sí que da vida            
y un no, que la vida mata.           

¡Ay, niña! ! Qué cuatro lobos     
cabalgan por las finanzas!              
Pensaron matar su hambre             
y a todos casi nos matan.           

Ay, qué rabia tienen, niña,          
rezuman ríos de rabia.               
Rabia que rumian con ira.            
Rabia que enrabia sus almas.         

Y todo envuelto en sus lìos.          
Y todo revuelto en su rabia.          
Rabiando van entre dientes           
sus pasos todo lo enrabian.             

Caminos que nadie quiere.             
Viacrucis que a todos arrastra.      
Un calvario que devora               
la buena fe de la masas.            

¿ Cuándo podré desandar,             
camino, tu piel en llamas            
y volver de donde parto              
a nacer con las mañana?              

Cuatros lobos negros son.            
Cuatros lobos ¡Ay, qué desgracia!.        
Van especulando y van                 
jodiendo por donde pasan.
           
Ay, Dios mío, si quisieras
guiar con tu luz mi barca.
 Y a éste devorar sin freno,
cortarles, por fin, las alas.

Más estos lobos que viven,
a costa de la desgracia,
me dicen de buena tinta
que pierda toda esperanza.

Porque no basta el callarnos
quieren dejarnos sin nada
pá vivir arrodillados
a la sombra de su ansia

Y ansia es lo que tienen
por morder nuestra esperanza,
pá dejarnos sin orgullo.
sin derechos y sin alas.

Ay, camino, no me obligues
a seguir su misma marcha
que el vaso de la paciencia
del pueblo está más que harta.

Pues si con rabia nos quieren,
con rabia el pueblo se enrabia
y si enrabiado vivimos
rabiosa será la venganza.

Cuatros lobos, niña, son.
Cuatro sombras que te atrapan.
Cuatro, son, cuatro y muy negros.
Negros son, negra su ansia.

De vuelta van, de camino,
dejando un rastro de malvas.
¡Usureros,yo os maldigo,
con la muerte más amarga!.

         VII

Hace tiempo, mucho tiempo,
cuando era muy pequeño,
los juguetes me atraían
y de mí, sentíame dueño.

La esperanza me llenaba
y su voz mi ser cubría
de sueños con Reyes Magos,
de luces y fantasía.

Con la tierra hice castillos
y de reyes fuí vasallo.
Muchas veces me caía,
siempre manchado de barro.

Más de pronto, en un día,
mi infancia saltó en pedazos
y lo que antes creía, ni de cerca,
lo sentía como antaño.

Desde entonces, ya no he vuelto
a saber si pena vale
oir llorar mi adulto pecho:
El del pueblo que se queda sin chavales.

        VII

Por las cumbres malheridas
del abanico cuatralbo
avanzan las damiselas
contra el arrecife blanco.

Tras la cortina de espuma
que levantan sus espuelas,
al galope, van del viento,
las ilustres volanderas.

¡ Ay, qué revuelo de brincos,
las castañuelas del agua!
Sobre la crin de la cresta
tras el céfiro del alba.

¡ Ay, cómo resuena el tambor
de cristal! ¡ Cómo resuena!
Por la orilla, desbocadas,
al compás de sus piruetas.

Siempre van cantando y van
tan alegres como cantan.
Cada ola es un poeta
que se rompe cuando habla.

        VIII

Ya sé que el tiempo depende
del reloj y el calendario
y que la vida es distinta
para un niño y un anciano

Y aunque ambos ocuparan
el mismo trozo de espacio
y miraran a lo mismo
el mismo día del año

Uno vería entre recuerdos
el mundo que va dejando
y el otro entre juegos ve
el mundo que le han dejado.

Uno empieza a caminar.
El otro de andar va cansado.
Uno mira siempre al sol
el suelo va el otro mirando.

Uno viene ya de vuelta.
El otro aún no ha llegado.
Uno camina perdido-
El otro se va encontrando.

Para el viejo es un recuerdo
el niño que está jugando.
y el viejo es un juguete
para el niño que le está mirando.

¿ Quién dice que el niño no sea
el viejo de hace unos años?
¿ O qué el viejo no será
el niño que le está soñando?

         IX

De cuando en cuando, amigos,
la vida te da sorpresas
algunas las vas buscando
las más, ni las esperas.

Unas te dan alegrías
las mayoría, dan pena.
Por si acaso, te previenes
y prefieres no tenerlas.

Más hoy, haciendo balance
de esta primera quincena
que llevo entre vosotros
me he llevado una sorpresa.

Que ni esperando creía
que fuera requetebuena
He visto reconocida
las letras de mis poemas

en más de un comentario
hecho de mil maneras
que ha dejado mi cielo
cubierto de mil estrellas

Y agradecido yo os digo
gracias por todas ellas
Por nobles, mis compañeros
Por dulces, mis compañeras.

          X

ROMANCE DE LA HILANDERA

Sobre el junco cristalino             En la tasca del silencio
del alféizar como sueña,              se ajustan las viejas cuentas
hila que te hila hilando,             descorchadas con el filo
hilo y huso, la hilandera.            sepulcral de unas botellas.

Un capricho de alfaguaras             De la cima de la luna
prendido en la blusa lleva            baja un cáliz de violetas.
y un corpúsculo de luna               Un halo de luz dispara
en el pelo de diadema.                una ráfaga de espuelas

Enfrente de la ventana                que derraman sobre el viento
hay un bar de centinela               chorros de chispas violentas.
con los ojos puestos en               Una cúpula de espuma
un tobogán de quimeras.               se levanta tras las rejas

La bella moza se sabe                 y un relámpago de muerte
diana del amor en venta.              penetra por las tinieblas.
Más omisa hila que sueña              La plaza se queda a oscuras
con un trébol de cometa.              y la noche sin estrellas.

Un carámbano de nieve                 Los aljerifes de plata
en la flor del agua riela.            el toro del mar cornea.
Al compás, refleja el mar,            Hacia arriba con orgullo.
lumbres de sal, con sus crestas       Hacia abajo con vergüenza.

Los faroles de la plaza               ¿ Dónde vas, flor de azahar,
difuminan las tinieblas                reina de las hilanderas,
entre cítaras de sombras               sin el broche de alfaguaras
deformadas y siniestras.               montada en tu jaca negra?

La luna sigue a lo suyo,               Voy camino de la mar
tras el cristal, hila y sueña          sobre la crin de la cresta
con los ojos en la mar                 donde pueda al fin soñar
y la barca entre la arena.             que nunca más te despiertas.

De pronto, oculto en el viento         Sobre el junco cristalino
un tambor requetesuena,                del alféizar, ya no sueña,
como cántaro que rompe                 ni hila que te hila hilando,
con redobles de trompeta.              hilo y huso, la hilandera.


              XI

! Ay, pueblos de mi Castilla!
! Pueblos tristes y cerrados!
Pueblos que el polvo entierra
bajo un sol desparramado.

! Ay, campos de mi Castilla!
! Campos yertos y olvidados!
Campos donde los viejos
dormitan abandonados.

¿ Cuándo el viento borrará
el silencio de tus labios,
la tristeza de tus villas,
la soledad de tus campos?

¿ Acaso has muerto, Castilla?
¿ O acaso, te están matando?
¿ Porqué nadie te defiende?
¿ Ya no quedan castellanos?

Silencios habla Castilla.
Silencios el buen castellano.
Silencios porque en Castilla
el orgullo habla callando.

Para ahogar con silencios
el silencio de los campos.
! Sepulcrales cementerios!
! Santos campos! ! Camposantos,

del olvido y pá el recuerdo!
¡ Así son mis muertos campos!
¿ Acaso has muerto, Castilla?
¿ Ya no quedan castellanos?

De Castilla son mis padres.
De Castilla mis hermanos.
Y mis hijos como yo
también serán castellanos.


           XII

Bajo el arco iris
de un viejo puente de piedra,
pasa dormida mi alma,
soñando que está despierta.

Soñando que está despierta,
en mi vieja barca va,
por el río de la vida
que la arrastra hacia la mar.

Que la arrastra hacia la mar,
sin saber porqué la arrastra,
mi vieja alma se va
pensando.. ¿ Quién va en la barca?.

¿ Si el barquero no soy yo?
¿ Ni yo el que va en mi barca?
¿ Quién os habla con mi voz
y voz pone a mis palabras?

Bajo el arco irisado
de un viejo puente de piedra,
pasa dormida mi alma
soñando que está despierta.

Soñando que está despierta
en mi vieja barca va
por el río de la vida
que la arrastra hacia la mar.

Que la arrastra hacia la mar
sin saber porqué va el alma.
Sin saber porqué y pensando...
¿ Quién irá en mi vieja barca?

¿ Si el barquero no soy yo?
¿ Quién soy yo? ¿ Y quién mi barca?
¿ Y quién aquel que me dice
que hay un Dios que está en el alma?

         XIII

¡ Ay, mi cunita vacía!
¡ Ay, querubín de mi alma!
¿ Quién velará tu sueño?
¿ Quién te cantará mis nanas?

No te conocí y extraño
tu carita sonrosada,
tu pelo alborotadito,
tus dos manitas de plata.

No pecastes y pagastes,
sin culpa también se paga,
más nunca diré que era quién
para que tu vida segara.

Perdona a tu padre, perdona.
Perdona también  a tu mama.
Que quienes más te quisieron
te arrancan de sus entrañas.

Dios te guarde en su seno.
La Virgen cante mis nanas
y una estrellita en el cielo
ruegue por nuestras almas.

¡ Ay, mi cunita vacía!
¡ Ay, querubín de mi alma!
¿ Quién velará tu sueño?
¿ Dónde tu cuerpo descansa?

                XIV

      Hacia el mar quisiera ir,
      siempre hacia la mar, errante,
      con el viento por sandalias
      y por lecho,los pajares.
     
      Hace tiempo que marché
      a luchar contra gigantes,
      para ser como la mar
      tan buen caballero andante.
     
      No sé quién me prometió
      un reino en alguna parte
      y por él, luché y morí
      a manos de sus rivales.
     
      Siendo caballero fuí
      escudero de mi amante,
      escudero, sí, de amor,
      que no caballero andante.
     
      Pues yo nunca pude ser
      lo que no pudo ser nadie.
      Sanchos somos y Quijotes
      en la pluma de un Cervantes.
     
      Hoy tan solo quiero ir
      como un simple caminante,
      por la sendas derramadas
      en las sombras de la calle.
     
      Que los sueños de mi infancia,
      ya no quedan, son puñales,
      en el fantasmal espectro
      de mis pobres arrabales.
     
      Con el viento por sandalias
      y por lecho, los pajares,
      hacia el mar quisiera ir
      siempre hacia la mar, errante.

            XV

De vuelta va mi camino                   
deshojando un sol de plata            
entre un sí que me da vida            
y un no, que mi vida mata.           

¡Ay, niña! ! Qué cuatro lobos     
me alejan de tu mirada!              
Pensaron matar su hambre             
y el hambre casi los mata.           

Ay, qué rabia tienen, niña,          
rezuman ríos de rabia.               
Rabia que rumian con ira.            
Rabia que enrabia sus almas.         

Y yo, envuelto entre ellos.          
Y yo, revuelto en su rabia.          
Rabiando voy entre dientes           
un camino que me abrasa.             

Un camino que no quiero.             
Viacrucis que mi paso arrastra.      
Un calvario que devora               
mi caminar con fantasmas.            

¿ Cuándo podré desandar,             
camino, tu piel en llamas            
y volver de donde parto              
a nacer con las mañana?              

Cuatros lobos negros son.            
Cuatros rumbos, niña, marcan.        
Más solo uno de ellos                
esconde lo que me aguarda.
           
Ay, niña, si tú quisieras
guiar con tu luz mi barca.
A éste caminar sin rumbo,
por fín, le daría la espalda.

Más estos lobos que viven,
conmigo, de mi desgracia,
me dicen de buena tinta
que pierda toda esperanza.

Porque no hay hambre asesina
sino muerte cuando hay ansia
y ansia es lo que tengo
por comer tu carne blanca.

Por arder entre tus pechos.
Por fundirme con tu lava.
Por ahondar en el secreto
que encierras, luna de nácar.

Ay, camino, no me obligues
a seguir tu misma marcha
que el vaso de mi paciencia
rebosa mares de rabia.

Pues si con rabia no vivo,
sin ella, muero de rabia
y si enrabiado me quedo
por perro rabioso me matan.

Cuatros lobos, niña, son.
Cuatro sombras que me atrapan.
Cuatro, son, cuatro y muy negros.
Negros son, negra su rabia.

De vuelta van, de camino,
dejando un rastro de malvas.
Pudo ser un río de fuego.
Más nunca verán más el alba.

          XVI

¡ Ay, luna rockanrolera,
luna rokera de plata!
Ayer, romántica y hoy
reina del porro y la marcha.

En esta noche rokera.
La luna está alucinada.
Un festival musicoide
la tiene encandilada.

¡ Ay, que ver como te montas,
la historia, lunita clara!
Vives la movida a tope
vacilando de colgada.

Cuatro son los coleguillas
que la nueva ola desata.
Dedo púa, tecla dedo,
pandereto y baja rama.

Ya suben al escenario,
entre silbidos y palmas,
las estrellas del momento
bajo la noche estrellada.

Un gran sol de decibelios
electriza las miradas.
Mil rayos relampaguean
sobre el rostro de las tablas.

Sale radiante y desnuda
la frívola diosa de nácar.
Brillan como un mar de olas
mil velas sintonizadas.

De mano en mano, los sueños
besos de humo se pasan
entre un éxtasis de fuego.
¡ Qué cuelgue tiene la basca!

Un río de lava escupe
un plenilunio de danzas.
Aquí se encuentra revuelta
la élite de las cloacas.

Desde el bohemio de siempre
hasta la flor marginada
más la carne de presidio
y el macarra de crianza.

También se junta el niñato
que ignora que hacer con la pasta
y aquellos medioclasistas
que aún se andan por las ramas.

¡ Ay, qué núcleo de misterio!
¡ Qué laberinto de razas!
La bofia pasmada espera,
en el mogollón, la alarma.

Las radios de sus lecheras
viejas melodías cantan.
Ante esto, yo pregunto:
¿ Cuántas lunas tiene el alma?

Si me río, un sol de luna.
Más si lloro, luna de agua.
Luna menguante, el ayer.
Luna creciente, el mañana.

Un gran poeta de siempre
dijo con la voz cansada:
"Todo pasa y todo queda"
Más tú te quedas que pasas

de todo.¡ Pués vaya rollo!
¡ Vaya comecocorama!
¡ Barriobajera y pasota
en la noche vallecana!

        XVII

! Ay, por el ay del ayer!
! Ay, por el ay del mañana!
Cincos cascabeles negros
galopan por la guitarra.

Con un mástil por camino
y la luna de morada,
cinco cascabeles negros
hiriéndome las entrañas.

! Ay, por el ay que se fué!
! Ay, por la cruz de mi alma!
Un toro de luz emerje
tras la fría reja de plata.

Viene derramando pena
por los poros de su casta.
De amor, suspiros y caprichos,
de sangre y fuego, palabras.

Atrás quedaron las olas.
Atrás quedó la montaña.
¿ Para quién canta? ¿ Porqué
está triste la guitarra?

! Ay, por el ay que hay
en el ay que hay en el alma!
Marinero quiero ser
de la más maltrecha barca

y en el perfil de la noche
cuando el viento rasga el agua
de su vientre dolorido
consolarla con mi palma.

Qué si hay por ahí un ay
es el ay que hay en el alma
y el ay por el ay que suena
cuando llora una guitarra.

        XVIII

Mi sino fué ser poeta
como el del río la mar.
Luchar contra corriente
era en vano luchar.

Mi sino fué ser poeta
dejadme, al menos hablar,
tan sólo eso os pido
quedaros con lo demás.

No quiero ni fama ni gloria
sino mi camino andar
que no necesita de honras
quién piensa que es uno más.

Ni más dinero que el justo
para poder vivir en paz
Que quién quiere más que eso
todo le parece ná.

Mi sino fué ser poeta
dejadme, al menos, hablar.
Que si por loco me toman
el viento me ha de callar.

Que no la burla del necio
ni la envidia del patán.
Que si Dios me ha dado la lengua
tán sólo él la puede atar.

Ni el más tirano se atreva,
un centímetro, a cortar
que el que la hace la paga
ya sea aquí o más allá.

Mi sino fué ser poeta
como el del río la mar.
Dejadme hablar, al menos.
Al menos, dejadme hablar.


        XIX

¡ Ay, de aquellos tristes días
de lluvia tras la ventana
bajo el calor hogareño
del brasero y la mañana.

Cuando a través del visillo
del recuerdo y la esperanza
oyendo correr las gotas
por los cristales, soñaba...

en aquellos otros días
que meláncolicos pasan.
Lentamente, entre paseos,
bajo un sol de nostalgia.

Por parques de sombra y sueño
y alamedas de hojarasca
donde vierten mil suspiros
de llanto y misterio el alma.

Aún me veo, hoy en día,
como si el tiempo no andara,
de vez en cuando en silencio,
recorrer como un fantasma

las sendas que antaño hería
con el son de mi pisada.
¡ Ay, si el viento me quisiera
llevar a un mundo de magia

y en lugar de otoño hubiera
una primavera larga,
que no quiero ver mas hojas
desprenderse de las ramas

para ver como en la tierra
las deja olvido enterradas,
que siento como sentía
un no se qué que me embarga...

cuando pienso en estos días
que la pasión aletarga,
entre sombras de caricias
y platónicas miradas.

Y el amor se jura eterno.
Y la espera siempre es larga.
Y un beso, por Dios un beso,
lo era todo y no era nada.

¡ Ay, si mi nombre en el viento
su corazón me grabara,
en el mismo sitio qué
sus promesas escuchara.

Que aunque pasen veinte siglos
y otros veinte más pasaran
hasta el último momento
de mi vida yo la amara.

Aún recuerdo sus perfumes,
sus caricias, sus fragancias.
Aún me viene a la memoria
el brillo de su mirada.

Cuando el tren de mi desdicha
quiso, de mí, alejarla.
¡ Ay, Díos mío, como pude
dejar que se la llevara!

Cada vez que la recuerdo,
se me rompe en llanto el alma.
Mientras,  nostálgicamente,
dejo caer una lágrima.

        XX

En el seno de un otero,
al pie justo de la era,
agoniza un árbol viejo.
Al borde, la carretera.

A la sombra de sus ramas
en su pecho de madera
arrugado entre el pellejo
grabada quedó mi pena.

El viento agita ronco
su congoja por el cielo
y del tronco, aquella hoja,
cae de floja, contra el suelo.

En el cenit del ocaso
la caída flor de ayer
es el vuelo breve y seco
del eco de mi niñez.

 

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